martes, 15 de marzo de 2011

Clasificaciones

El sentimiento de clasificarse ha perseguido a la Humanidad desde sus inicios. Necesitamos pertenecer a un grupo de personas más o menos afines para ser felices, para saber que somos iguales que los demás y que no nos salimos de la norma establecida.
Encasillarse en algo es inevitable, forma parte de la dualidad de decisión que nos ofrece cada encrucijada a la que nos enfrentamos: estudiar o hacer el vago, comer sano o comida basura, ciencias o letras, deportista o sedentario, homo o heterosexual...

Sé que esto es inevitable, que por mucho que lo intente, voy a seguir estando dentro de un grupo, y esa sensación en concreto no me disgusta; al contrario, me hace feliz saber que hay gente a mi alrededor que, simplemente por estar dentro de mis tendencias, comparte conmigo mucho más de lo que pueda parecer a simple vista. Sin embargo, me asusta mucho que desde otra perspectiva se me vea como una más dentro de un rebaño, sin poder apropiarme de una personalidad que me pertenece, fundiéndome en las hordas de decisiones que el grupo ya se ha encargado de tomar por mí. Me asusta perder las riendas de mi vida.

No escribo esto por nada en especial, simplemente siento que estoy en una época de grandes decisiones, y que, mientras que muchas de ellas van a cambiar (ya sea ahora o en un futuro) sustancialmente mi vida, otras parecerán en un principio importantes y luego se quedarán en simples caminos que hay que tomar para llegar al mismo destino.

El problema es que, como buena senda curvada sobre la superficie de la tierra, no se divisa su final. He ahí la duda.

martes, 8 de marzo de 2011

Amor y odio

Me aniega tu forma de hablar de ti mismo, y te odio por mirarme de esa forma en que sólo tú me miras, esa forma que me retuerce las entrañas y me hace sentir sucia y despiadada. Sólo con rozar tu pelo parezco morir entre palabras que me susurran que la vida no fue sino cuando tú estabas a mi lado.

Gran ramera de elogios que es el amor (sí, porque el amor es mujer, no cabe duda que nunca se podría ser más zorra), ¿por qué has tenido que ponerme la perfección en bandeja y luego arrebatármela?

Eres infantil, cruel, ignoras lo que ocurre a tu alrededor. Te odio, te odio tanto, que no puedo más que amarte.

jueves, 21 de mayo de 2009

Adol-esencia

"Y es en ese momento cuando ves todo su futuro. Que empezará a fumar en breve (si es que no lo ha hecho ya); que su hígado no aguantará esa copa de más; que se casará con la persona que no ama, y tendrá el hijo que no quiere; que se dedicará a robar para subsistir; que probará todo lo que esté a su alcance y más; que defraudará a Hacienda; que tendrá que pedir dinero a sus padres hasta que cumpla los cuarenta; que, en definitiva, será adolescente hasta que la vida le haga ser adulto.

Y todo eso, mirando a través de los ojos de un proyecto de mujer, que sólo tiene trece años y ya usa zapatos de tacón."