Tú me dijiste “ven”
en medio de la marea.
Lo dejé todo por ti
mi barco, mi vela arriada
luchando contra el viento de tormenta.
Yo te respondí “voy”
acudí a tus brazos abiertos
me esperaban tus ojos ansiosos
tus manos que querían atraparme
(y no dejarme escapar),
tus labios que cantaban por mí.
Tú me dijiste “¡para!”
y paré en medio de las aguas.
Cerca estuve de hundirme
cuando dijiste que ya no te importaba
que no me querías en tu barco.
Dejaste que naufragara.
Y entonces no dije nada
me hundí lentamente
sin barco y sin alma
que se alejaba en forma de gaviota
diciéndome “adiós” con las alas.
Riendo por mi ineptitud, realmente
burlándose de mi estampa.
Y entre las olas, el viento
y tu barco que se alejaba
casi escuché cómo me decía:
“¡una vez más has caído
una vez más, confiada
una vez más, humillada
una vez más… acabada!”
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